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2 minutos en Pabellón Cuervo

2 minutos en Pabellón Cuervo

Ruy Martínez
Chucho Contreras

Chucho
Contreras

Detalles

Organización

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Pabellón Cuervo

Artista(s)

El Pabellón Cuervo de la CDMX se llenó de punk con la presencia de 2 minutos.

Una de las bandas más emblemáticas de punk argentino, 2 minutos, celebró su treinta aniversario en el Pabellón Cuervo. Fueron tres décadas resumidas en poco menos de hora y media con un set intenso y poderoso que maquilló a la perfección el paso del tiempo.

Hubo dos bandas invitadas a este festejo. Seguimos Perdiendo, probablemente la banda más emblemática de punk rock mexicano, fue la encargada de abrir y no decepcionó. De inmediato prendió al público que ya se encontraba en el recinto armando de inmediato el slam, gracias a canciones como “Puta vida/Se me entumió la mano” que ya son un clásico dentro de la escena local.

La segunda banda invitada fue Chingadazo De Kung Fu. Este grupo ha sabido ganarse al público rápidamente pues con solo tres años arriba de los escenarios ya cuenta con una fuerte base de seguidores que los ha llevado incluso a tocar en un Vive Latino. Chingadazo dio un show breve pero conciso como buenos punks y el público, que ya casi llenaba el lugar, se les entregó por completo.

Después de semejantes abridores llegaba la hora de los festejados. 2 Minutos subió al escenario pasadas las 21:00 H y de inmediato explotó el recinto. Mosca, el vocalista, portaba una playera de la selección argentina con un 50 detrás, esto debido a que recientemente había llegado al quinto piso y para ser sinceros, el tiempo no pasa por su barrio, sigue siendo el mismo de siempre, un tipo con vitalidad y energía que parecen eternas; el mismo peinado de hace treinta años, la misma pinta, como si el tiempo se hubiera detenido en 1987.

Comenzó con canciones de tiempos recientes y no fue hasta la tercera o cuarta que todo terminó por embonar. Con las palabras: “¿Quién de ustedes pertenece al club de la mala suerte?”, anunció el primero de los grandes clásicos de la noche: “Mala suerte”, una especie de himno a la cotidianidad del barrio.

A partir de ese momento nadie dejó de corear una y cada de las canciones que sonaron: “Canción de amor”, dedicada a la cerveza; “Otra vez”, cuya letra habla de un pibe que escapa de casa y termina en el lugar equivocado; “Amor suicida”, que relata la historia de una chica que se quita la vida tras la muerte de su novio en la guerra, y muchas otras desgarraron las gargantas de los asistentes.

Aunque el público de 2 Minutos se jacta de saberse cada una de las letras de sus ídolos, también existen las preferidas: “Ya no sos igual”, su primer éxito; “Tema de Adrián”, “Borracho y agresivo”, “Piñas van, piñas vienen”, dedicada a los boxeadores; “Otra mujer”, himno de la ruptura, y con la que realmente hicieron tumbar el pabellón, pero hubo una que incluso destacó de estas últimas “Demasiado tarde (La marcha)”. No importa cuántas veces se vea a 2 Minutos en vivo, “La marcha” siempre es un show a parte.

El concierto se llevó acabo de manera tranquila y sin interrupciones, cosa rara en los shows de 2 minutos que normalmente terminan en golpes. Quizás esto se deba a que el público ha ido creciendo con la banda, de hecho se podía ver una marcada diferencia entre los que estaban adelante que eran chicos de 15-23 años y los que se encontraban más atrás que superaban, o amenos rozaban, los 30.

Tal vez el momento más especial de la noche fue cuando Mosca subió a un niño de apenas 10 años al escenario. El chiquillo al principio de notaba nervioso pero cuando el vocalista le indicó que le dedicara unas palabras a los asistentes, el niño sorprendió a todos con un grito de guerra que iba más o menos así: “A todos los que están aquí les quiero decir que por favor, ¡Hagan todo lo que quieran, que nada los detenga!” y de inmediato se llevó las ovación de la masa.

Han pasado tres décadas de la fundación de 2 Minutos, pero su legado aún no ha terminado de escribirse y no parece que tengan para cuándo parar, bien por esos pibes de 50 años que nos siguen demostrando que para la juventud, no hay edad.