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No hay mejor forma de pasar una noche de miércoles que escuchando música entre amigos. Eso lo sabe muy bien Pedropiedra y Okills, por eso decidieron armar un show especial en Sala Corona. En una noche cuatro nacionalidades, cuatro bandas y solistas subieron a un escenario a hacer lo que más les gusta: música.
Sí, el cartel tenía como estelares al chileno Pedropiedra y los venezolanos Okills. Sin embargo, aquellos que llegaron temprano pudieron disfrutar de Cállate Mark, banda argentina que llena de energía. A lo mejor puede que no tenga un hit en la radio, pero sus presentaciones enamoran a los asistentes gracias al trabajo de frontman de Tadeo Luna, incluso se llega a olvidar la presencia del hijo de Vicentico en la guitarra, lo cual es bueno ya que logra quitarse de la sombra de los Cadillacs, Cállate Mark es cosa aparte.
La segunda banda invitada fue Piluso, representando al rock nacional. Este grupo poco a poco se ha abierto espacio en la difícil escena mexicana, llegando a abrir el show de Comisario Pantera en el Metropolitan. El público que, para entonces, ya había llenado el foro, fue de menos a más con Piluso, al principio solo escuchaba con atención pero para el final ya se encontraba totalmente enganchado e incluso cantando algunas canciones.
Para este momento todo estaba puesto para los dos estelares. El primero en tomar el escenario fue Pedropiedra. Empezó solo, con su teclado, después invitó a los músicos a unírsele. Teclado, bajo y guitarra fueron suficientes para que todos cantaran al ritmo de “Sol mayor”, uno de sus primeros hits. Después, el chileno tomó su lugar en la batería y desde ahí dirigió las emociones de sus fans, nada que no sepa hacer. El éxtasis de su presentación llegó con la interpretación de “Las niñas quieren verse bien”, chulada.
Los primero que pensé cuando me enteré que Okills iba a cerrar fue: “¿En qué momento esta banda venezolana se volvió tan grande?”. No es que llenen estadios pero tocar después de Pedropiedra en un miércoles significaba que estaban seguros que nadie abandonaría el lugar. Estaban en lo correcto.
Okills tocó increíble para sorpresa de nadie excepto yo. Su música es un equivalente a un Little Jesus venezolano: feliz, positiva, con un poco de humor y demasiado bien tocada. Canciones como “Lo mejor, lo peor” o “Tiempo” ya son pequeños hits del rock hispanohablante. Además, la escenografía (flores, flores y más flores) queda muy bien con su concepto.
Algo destacado fue el constante recordatorio de la grave situación en su natal Venezuela. Al entrar al foro te daban información y podías donar a la fundación Mevemex, que se dedica a repartir medicamentos a los necesitados en aquel país sudamericano. Incluso parte de las ganancias de la noche también fueron donadas bajo la campaña #UnDiaPorVenezuela. Alberto, vocalista de Okills destacó que la mejor manera de apoyar era mandando productos ya que el dinero era más difícil de distribuir. Un gesto muy grande el de esta banda rockera con sus compatriotas.
Rock latino. Venezuela, Chile, Argentina y México unidos, no sólo para apoyar, sino por el lujo de pasarla con los amigos una noche de miércoles porque somos rockeros y ¿por qué no?