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Fueled By Ramen / 2017
15/Jun/2017
Hay algunas bandas que se vuelven verdaderos iconos de una generación en específico, ya que tuvieron la fortuna de empatar perfectamente el contexto de sus composiciones con la adolescencia de su audiencia. Una etapa llena de muchos cambios en donde las emociones están a flor de piel y estamos más perceptibles a que una canción llegue a nuestro corazón y permanezca ahí para el resto de nuestras vidas.
All Time Low es una de esas bandas para los que fueron adolescentes en la década pasada, y aunque nunca alcanzaron el éxito desmesurado de agrupaciones como Green Day, han logrado un particular espacio en la escena del punk rock. Para los que han presenciado un concierto de All Time Low, sabrán como Alex Gaskarth y Jack Barakat crean un vínculo especial con el público, realmente pasándola bien y haciendo que sus fans se sientan siempre jóvenes.
Los oriundos de Maryland, Estados Unidos, dan un interesante giro en su trayectoria con su séptimo álbum de estudio Last Young Renegade (2017), ya que aunque siempre han tenido toques de pop, en este material decidieron verter su estilo 100% hacia este género. Como resultado, tenemos un disco más pausado y tranquilo, pero no por eso menos emotivo.
Desde la primera canción del disco “Last Young Renegade”, podemos ver este cambio con una textura parecida a la de los créditos de inicio de una serie de televisión para adolescentes. Otra canción que logra una interesante ejecución en esta vena es “Ground Control”, en donde hacen un dinámico juego de voces con las invitadas Tengan and Sara. De lo mejor del disco y que vale la pena escuchar varias veces para apreciar por completo.
Y aunque no está mal que la banda baje el ritmo y se sacrifiquen unos guitarrazos por sintetizadores y secuencias electrónicas, le pega bastante a la cohesión general ya que las canciones no logran explotar al máximo el potencial idiosincrático de All Time Low, como sucede en “Drugs & Candy”, “Good Times” y “Life of the Party”. Este rasgo característico de la banda se puede ver en “Nice2KnoU”, una pieza clásica y directa, en donde se logra un poderoso puente con una agitada batería y una melodía sumamente pegajosa que te atrapa para no soltarte hasta que termine la música.
Afortunadamente, hay piezas que siguen transmitiendo la jovialidad de la banda como la divertida “Afterglow” que cierra el disco con un mensaje positivo y alentador, o también “Nightmares”, con una letra reflexiva y unos pasajes con unos riffs excelentes.
Last Young Renegade es un álbum que cumple para los fans del grupo, sin embargo, no lo recomendaría como primera escucha para alguien ajeno a su trayectoria. Esperemos que este disco sirva como escalafón para que All Time Low siga en un crecimiento positivo musical.
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Infectious Music y Atlantic Records / 2017
Alguien pensó que era buena idea decir que alt-J podría convertirse en Radiohead con el paso del tiempo. Le dieron el Mercury Prize por su álbum debut y la banda comenzó a creerse importante, tanto que bromeaban diciendo que ellos estaban haciendo un mejor trabajo que los de oxford en sus primeros años. En 2012 la competencia por este premio era poco atractiva (Jessie Ware, Lianne La Havas, Django Django) y lo que sucedió después es una broma que terminó convirtiéndose algo "kafkiano". alt-J no ha entregado una grabación trascendente, que perdure ni marque tendencia; algún himno o tema clásico. Autodescritos como folk, electrónica y hip-hop, estos chicos de Leeds han vendido muy bien su marca, su nombre está en el tope de los festivales, pero su huella apenas se distingue.
Cinco años después de An Awesome Wave, el trío -que originalmente era cuarteto- tiene un nuevo disco, Relaxer, con la misma historia que sus predecesores: una retahíla de composiciones que parece no tener pies ni cabeza, con destellos de su folktronica y su experimental sonido que puede ser sorprendente como en "Deadcrush". Sin embargo, su inquietud por explorar diversos ritmos y atmósferas se vuelve contraproducente. Un café descafeinado.
Los ocho temas de Gus Unger-Hamilton, Joe Newman y Thom Sonny Green deambulan sin narrativa ni estética propia, podrían ser una compilación de lados b. "Adeline", "Hit Me Like That Snare", "In Cold Blood" (una aventura visual muy similar al inicio de No Country For Old Men de Los Hermanos Coen) y "3WW" (cuyo video fue rodado en San Miguel de Allende) son piezas desiguales e interesantes al mismo tiempo, algunas más atractivas que otras, pero que en conjunto no suman una experiencia única.
La composición ha destacado en su trayectoria por su ensamblaje arriesgado, pero en Relaxer la han dejado olvidado y aquello que los distinguía y les hizo creer que podrían ser mejor que Radiohead ha quedado sepultado. No así sus soporíferos temas lentos que insisten en agregar y así romper el ritmo, como "Last Year" o "House Of The Rising Sun".
El arte del álbum, así como un juego interactivo que está en su sitio -que consiste en recorrer pasillos para ver algunos videos y fotografías- fue creado por el artista japonés Osamu Sato.
Brillaba en el horizonte lejano, cuando parecía que Inglaterra tomaba de nuevo la reinvención de la música, pero fue agotando su luz... se mostró lo que había sucedido: una sobrecarga en energía quemó su futuro. Eso es alt-J.
Escucha Relaxer a continuación:
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