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LISCH Recordings / 2017
Van seis años desde que Ester Ideskog, mejor conocida como Vanbot, lanzó su álbum debut, Vanbot (2011). Fue justo a la mitad de la primera década del siglo en curso: 2005. Año clave, el electro-pop de Europa del Norte tomó forma internacionalmente gracias a discos como el homónimo de Robyn; el The Understanding de Royksöpp; y, el Anniemal de Annie. También surgieron actos importantes, como el de Say Lou Lou; iamamiwhoami; y, The Knife. Éstos, estandarizaron el estilo nórdico: pop hermoso, extraño y demasiado electrónico a la vez.
Con el tiempo, Vanbot desarrolló un estilo poco personal, pero muy característico de la ola a la que pertenecía. Es, hasta ahora, con Siberia, su tercer álbum, que puede surgir una individualización artística.
Siberia se desarrolló durante 17 días, bajo la atmósfera conceptual de ser un álbum hecho fuera del estudio. Con la premisa de aprovechar la tecnología para poder crear en cualquier momento.
Los 17 días se vivieron en el Ferrocarril Trans-Siberiano, que conecta Moscú con la parte este de Rusia, pasa por China y Corea del Norte. El músico Petter Winnberg y el productor Johannes Berglund (quien ha trabajado con The Knife y FKA Twigs) acompañaron a Ideskog durante esta experiencia.
El título de cada canción viene escoltado de un subtítulo que referencia a la zona que produjo la inspiración para el track. "Collide (Krasnoyarsk)", el primer sencillo es una perfecta introducción al álbum. Contiene una textura rica en efectos etéreos.
Si bien, el álbum ilustra la experiencia de estos tres músicos; difícilmente provoca lo que Brian Eno creó en un Thursday Afternoon (1984) o en Music For Airports (1978). Entiendo que la finalidad de Vanbot está muy alejada del ambient que busca mimetizar más que representar; pero, entonces, es importante reconocer que Siberia no suena a Siberia. Suena a una experiencia inspirada con la cual difícilmente podremos imaginarnos los espacios que acompañan los títulos de las canciones como tal. Sin embargo, podremos representarlas con algunos colores, climas, momentos y emociones. Aquí es donde reside la fortaleza del material sonoro.
“Not That Kind (Moscow)”, “On the Fly (Omsk)” y “Close Enough (Ulan Bator)” son los puntos fuertes de Siberia. Independientemente de la poca estructura en sus letras, Ideskog y compañía, crearon canciones que, aun descontextualizadas del LP, funcionan como un pop meditativo. Si bien, no es innovador, cumple con el estándar cualitativo del pop nórdico.
Siberia es un disco que debe reproducirse una, otra, y otra vez, para captar la totalidad de los detalles introducidos en él. Cada canción puede pasar por alto sin la atención necesaria; pero, con esfuerzo, encontrarás una posible reinvención en Vanbot. Bien podrá ser la nueva pauta que caracterice a sus futuras propuestas sonoras.