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Entrevista con Sigur Rós

Entrevista con Sigur Rós

03/Abr/2017

El recuerdo de los olores como una forma de supervivencia y el próximo disco de Sigur Rós.

Tras ocho minutos la comunicación se cortó. “Es una llamada de larga distancia, no te preocupes”, dice Orri Páll Dýrason (pronunciado Orri Pol Dírason) cuando han vuelto a enlazarnos. El baterista de Sigur Rós se encuentra en Londres desde el año pasado, ha decido mudarse por su familia: “es muy diferente, en Islandia hay muy poca gente, no hay mucha diversidad, el este de esta ciudad es muy dinámico. Quiero que mis hijos crezcan aquí”. Los herederos de los vikingos están por navegar hacia una gira por América que desembarcará en México el tres y cuatro de abril con un show diferente del que vimos en Corona Capital hace 1267 días, cuando Kveikur era su mercancía a intercambiar. “Solo seremos nosotros tres. Solíamos llevar más personas con nosotros todo el tiempo. Pero ahora… es como que creemos en nosotros, aunque estamos muy nerviosos, tocaré partes en el piano que no he tocado antes, tenemos que estar más concentrados, no estarán otros músicos al fondo".

Páll Dýrason platica con muchas pausas, deja escapar una palabra y de nuevo el silencio. Es difícil saber si ha dejado de hablar o si está pensando lo que va a decir. Va remarcando las erres, no tan rígido como lo hacen los rusos o los alemanes, pero es perceptible. “Para esta gira hay un nuevo escenario y nuevos videos, pero no hay un concepto como tal, tratamos de darle una atmósfera visual a cada canción y no al revés, no intentamos que las piezas entren dentro de lo visual, queremos que esto sume elementos a las canciones... el concepto en sí es la música”. La música, el barco sobre el que navegan y el cual no han remodelado desde hace algunos años, a excepción de “The Rains Of Castmere”, cover que hicieron para la serie –y en la que también actuaron– Game Of Thrones; y de “Óveður”, el sencillo que publicaron el año pasado. Un tema más electrónico y experimental de lo conocido en su repertorio.

La banda ha dado un giro en su ruta habitual para visitar otros continentes, han cambiado la dirección, sin importar que la brújula indique algo diferente. Además de no incluir a otros músicos en el escenario, están trabajado con Paul Corley (Anohni, Oneohtrix Point Never, Ben Frost, Tim Hecker) para su próximo álbum que, asegura, estará listo este año. “Hicimos un par de grabaciones con John Congleton, pero ahora estamos con Corley. No sé si más adelante se sume Alex Somers –pareja de  Jónsi y con quien colaboraron en Valtari y en Kveikur. "Estamos trabajando en las letras, así que aún no hay nombres… no será atmosférico, pero tampoco será rock, será algo a la mitad”. Han navegado sobre tormentas y aguas complicadas para terminar los álbumes al grado de poner en pausa el proyecto. La banda lleva 23 años desde que se formó y tienen siete lanzamientos. Uno cada tres años en promedio. "El proceso ahora está marchando muy bien, estar en una banda es complejo, se genera una relación muy íntima, especialmente si se lleva mucho tiempo".

Cuando llegue el barco a México, los vikingos descenderán con algunas de estas nuevas canciones. Caminarán por las escaleras hasta tocar tierra, no bajarán con armas ni con intenciones de robar productos como sus antecesores. No sabemos si regalarán carne de tiburón o de ballena, pero sí que traerán un poco de esperanza y de tristeza, emotividad para los fans que se han tatuado las canciones en su cuerpo, que han esperado con paciencia otra visita, que no han podido verlos porque a veces simplemente no se puede, pero que esta vez han hecho hasta lo imposible para esperarlos en el puerto.

¿De dónde sacan la paz que produce su música?

– Viene de… de… mmm… tratamos de poner mucho de nosotros, tratamos de ser honestos.

¿Pensé que parte de su inspiración venía de su país natal y sus hermosos paisajes?

– Crecimos en Islandia, así que tenemos mucha influencia, pero de jóvenes vivimos en Reikiavik –la ciudad más poblada–, no es que estuviéramos en el lado más campestre del país, íbamos en el verano, pero yo despertaba normalmente en un pequeño departamento en Reikiavik. Es muy subliminal la influencia de nuestro país.

¿Qué clase de sentimientos están poniendo en su música?

– Un montón. Son muy diferentes, hay mucha tristeza, pero también hay temas más optimistas, fundamentalmente se trata de muchas emociones de diferente naturaleza.

Hay fans que se tatúan las letras de sus canciones porque eso es importante para ellos. ¿Qué clase de cosas son las que tratas de retener para ti?

– Los recuerdos. Especialmente los que provienen del olor y del sabor de las cosas, así es como trabaja mi memoria, y eso es lo que trato de expresar con mi música. A partir de ahí viene.

Cuando su paso por la gran Tenochtitlán haya culminado, los vikingos Georg Hólm, Jónsi y Orri Páll Dýrason zarparán con rumbo a California, en donde serán acompañados en su exploración de la América Salvaje por la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles –no tocan con una orquesta desde 2003–; el músico experimental Dan Deacon; el compositor de música clásica contemporánea Nico Muhly quien ha trabajado con Björk; el canadiense ganador del Premio Polaris, nominado al Óscar y compañero de aventuras de Arcade Fire, Owen Pallet; el otro vikingo  Daníel Bjarnason, quien ya ha participado en otros álbumes de Sigur Rós; como parte del Festival Reikiavik que sucederá en Los Ángeles, California. "Lo que más disfruto es la hora previa y las dos horas que dura el show, digamos que son tres. Antes de un concierto procuro dormir, beber, tocar y después comer, y repetir (risas). Para nosotros es importante tener nueva música que presentar, no tocar lo mismo, nos divertimos teniendo otros temas".

Sobre la nueva mezcla de "Hoppípolla" y la implicación de lo que hay detrás de cambiar algo ya presentado responde: "Nosotros no la mezclamos de nuevo, fue un trabajo que hizo Corley para la serie Planet Earth". ¿Cómo alterar algo que es perfecto? ¿Quiere decir que no estaba lista? "No me importa que versión escuchen, puede ser un cover o la versión en vivo, la original ahí está".

Los discos de este trío nórdico se caracterizan porque sin importar que sean agresivos, optimistas, atmosféricos, espesos o vinculados a cualquier sentimiento o sonido, son cantos místicos que parecen haber sido producidos en los volcanes y las tierras gélidas de Islandia por algunos duendes, elfos o gnomos. Tan mágicos que trasladan a quienes los escuchan hacia esos lugares. Y si se cree lo suficiente en el poder de sus temas que alcanzan los diez minutos, puede ser que te cambien la vida.

¿Cuál crees que es el poder de la música?

– Hmmm... Es difícil saberlo. Creo que la gente puede cambiar con la música, pero no sé qué tanto, no mucho.

Algunos estudios demuestran que el cerebro cambia su forma de acuerdo a lo que se piensa.

– Sí, sí puede ser. La música puede cambiar tu perspectiva del mundo.

A los lejos, en el horizonte se alcanza a ver un barco vikingo. Allá donde la línea entre el cielo y el mar se vuelve invisible. Vienen con sus emociones en barriles y costales. Vienen por unas cuantas horas, que durarán por mucho tiempo en la memoria de sus fanáticos.