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El término millenial acaparó los medios de comunicación y pláticas casuales con información de esta “generación maldita” llena de inconsistencia, crisis social y económica, inseguridad y “mamitis” (ja… obvio, no nos hagamos), pero como millenial les cuento que ser parte de esta generación no es como muchos dicen y tenemos muchas cosas de las que estar orgullosos, y les explicaré por qué.
Nosotros, la generación del “a mí todavía me tocó eso”, somos testigos de la transición entre el celular y el smartphone, el Walkman y el Ipod, Star Wars IV, V y VI y Star Wars I, II y III, los Converse y los Nike Air, los libros y el internet, y por su puesto la música. No tan lejos de nuestros oídos recién nacidos, sonaron canciones que marcaron la vida de generaciones, o conocimos los vestigios de bandas que hicieron historia por hacer eso que nadie había hecho.
A mis 25 años he tenido la fortuna de poder disfrutar en vivo a íconos como Paul McCartney, Black Sabbath, Deep Purple, Kiss, Def Leppard, Twisted Sister, etc. y no me imagino un mundo sin ellos porque ya es difícil vivir sin Cliff, Burton, Michael Hutchence, David Bowie, Lemmy Kilmister, Ronnie James Dio y Chuck Berry, aunque sé que algún día tendrán que partir. El punto es que somos la generación que verá morir, en muchos sentidos, a grandes estrellas, y es por eso que anoche me sentí muy afortunada de estar acompañada de miles de almas vibrantes enfrente de un Rod Stewart de 72 años tan vivo, lleno de energía y alegría, así que ser millenial no es tan malo, ¿no lo creen?
A las ocho de la noche en punto, el escenario del Palacio de los Deportes se iluminó con una proyección en pantallas increíble, y salieron a escena un grupo de músicos sacados de una orquesta de big band de los años 50 para darle paso a un Rod Stewart vestido de lentejuela negra. Luces, glitter, los gritos enloquecidos del público y “Soul Finger” —original de The Bar-Kays— le dieron la bienvenida al músico británico para comenzar al ritmo de “Having a Party”.
El recinto vomitaba gente corriendo a su lugar, brincando, gritando, bailando y cantando mientras que “This Old Heart Of Mine” llenaba el alma de todos con recuerdos. “México, muchas gracias por venir esta noche, vamos a cantar dos horas… disfrútenlo mucho”, fueron las palabras que Rod pronunció para más de 15 mil asistentes extasiados y “Some Guys Have All The Luck” estalló para hacer cantar a todos al unísono.
“Love Is”, canción de su álbum Another Country de 2015, sonaba a través de las cuerdas de un violín, una guitarra acústica y la influencia de la música irlandesa. “Tonight’s The Night” e “It’s a Heartache” fueron las canciones perfectas para alimentar al público enardecido y la ovación para el músico no se hizo esperar.
“Forever Young” nos regaló a un Rod por el que el tiempo no ha pasado. Escenas familiares y personales se empezaron a proyectar en las pantallas mientras que un solo a dos baterías, un baile irlandés y cinco músicos musicalizaban el momento. La bandera de Gran Bretaña apareció mientras que las imágenes de un Rod Steward hincado frente a Guillermo, Duque de Cambridge, eran mostradas. Nos regaló su condecoración como caballero del imperio británico entre aplausos, gritos y emoción.
El tiempo y espacio se volvieron subjetivos para todos, y la energía se desbordó con “Rhythm Of My Heart” y “Baby Jane”. Por un momento todos vivimos el año de 1983 y coreamos “When I give my heart again, I know it's gonna last forever. No one tell me where or when, I know it's gonna last forever”
La noche se tomó un respiro y “Downtown Train” inundó el ambiente. Rod interpretó esta canción del álbum de If We Fall In Love Tonight sentado en las escalinatas del escenario, y un solo de saxofón impregnó el alma de todos los presentes.
Con un cambio de vestuario a un conjunto dorado inigualable y un escenario lleno de flores, Rod pidió a todos que se sentaran, disfrutaran y cantaran. “The First Cut Is The Deepest” — cover de Cat Stevens— “Oh La La” y “You’re In My Heart” tomaron posesión del escenario en un momento íntimo, mientras que “I Don’t Want To Talk About It” y “Have I Told You Lately” llenaron los corazones de recuerdos, amor e ilusión. Él vino a mi mente y sonreí acompañada de un nudo en mi garganta.
Rod logró hacernos sentir vivos y lo sabía. La gente estaba entregada completamente, y “Can’t Stop Me Now” continuó con el encuentro, “River Deep, High Mountain” —cover de Ike & Tina Turner— estuvo a cargo de las magníficas coristas que forman parte de su banda y un tercer cambio de vestuario a animal print, se presentó.
“Sailing”, “Maggie May” y “Stay With Me” dieron los últimos suspiros de una noche inolvidable. “Da Ya Think I’m Sexy” llenó el Palacio de globos y baile, todos estallaron al oír su melodía y corearon. Definitivamente el momento cumbre de la noche lleno de mucha producción, pero sobretodo de la alegría de un ser humano que parece inmortal.
“Enjoy Yourself” cerró la noche y dejó huella.
La vida te da oportunidades irrepetibles, y el que Rod Stewart y yo pisemos el mismo mundo, en este tiempo, no es casualidad.