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Es un hecho que MUTEK se ha convertido en aquel festival que, dentro de todos los existentes en nuestra ciudad, destaca por su carácter orientado a performances audiovisuales sustentados en formatos digitales. No suele haber presencia de instrumentos físicos o coristas. En cambio, MUTEK recopila actos que, si bien hacen live performances, la concentración de los productores y artistas no está destinada en hacer sonar un acorde, si no en exitosamente mezclar una secuencia de beats, snares, kicks, bajos, voces y muchos más sonidos para deleite de todos. Y como en todas las ediciones anteriores, los actos están a la altura (o superan) la demanda del festival.
Una vez más, el Foto Museo Cuatro Caminos sirvió como sede de los dos shows principales del festival. La división del espacio fue la misma que en los dos años pasados: tres salas a lo largo de tres pisos, dos en la planta baja (salas A y B ) y una en la terraza (C). Gran parte del museo, incluidas las salas, estuvieron vestidas por las fotografías y el arte de Roger Ballen, conocido por su trabajo con Die Antwoord y cuya exposición estará disponible hasta enero 2017.
MUTEK se interesó en promover la presencia de la realidad virtual a través de Samsung con su GEAR VR este año, notable en los talleres y presentaciones organizadas desde el inicio del festival. Era de esperarse que lo harían también en el FMCC, donde uno de los pisos del museo se destinó completamente a la realidad virtual con 2 experiencias disponibles; una consistía en la creación de un laberinto dentro de un cuadrado de unos 20x20m. En el espació solo había un pilar al medio y alrededor estaba vació, siendo el GEAR VR encargado la magia. La otra experiencia consistía en visualizar paisajes mientras se escuchaban varios poemas.
Quien inauguró la noche fue Holly Herndon que, con su presentación, olvidé por un segundo que estaba en un festival con 10 o más artistas por venir. Ella había entregado todo lo necesario para llamar el festival un éxito. Herndon permitió ver el proceso de creación en vivo de su set, compuesto por un par de tracks de Platform y unos visuales tan impecables como la música en sí. Era visible como glitcheaba su voz en el momento, descomponía el ambiente mientras preparaba la secuencia a la siguiente canción y todo creado a través del software MAX, que utiliza un lenguaje de programación específico para creaciones sonicas. La mujer es increíble y su set lo fue también.
Representante del talento nacional, Niño Árbol y el chileno IMAABS, miembro de NAAFI, fueron dos actos sorprendentes y amados por igual. Con tan solo 20 años, Niño Árbol cumplió con la gran tarea de presentarse en el mismo escenario donde horas después, estaría uno de los actos más esperados, The Field. Para sorpresa de varios, hizo mucho más que solo ser un warm- up. Considerando que para entonces, el museo apenas empezaba a recibir al público, su set fue el imán que atrajo a todos a que conocieran la Sala A. Lo mismo sucedió con IMAABS que, con tan sólo 10 minutos de iniciar su set, era incontrolable el baile en el público. Aunque pequeño a comparación de la Sala A, la Sala B era aquella donde podíamos apreciar la energía colectiva con mayor definición.
Lamentablemente, la sala C estuvo saturada durante todas las presentaciones que hubo, lo que llevó a crear filas para entrar al booth. Entiendo que la demanda de personas pudo superar al espacio, considerando que el formato que le dieron la sala este año fue de un espacio ambient / party - free, con puffs y la mitad del público disfrutando las presentaciones sentados en el piso, pero aun así no me pareció agradable la contabilización de personas y que ello llevará a no poder entrar a menos que salieran 15 personas. Fue algo nuevo en el festival y puedo suponer fue por comodidad general, pero recordando la presentación de Alessandro Cortini en MUTEK 2015, la sala estaba a reventar de gente y no parecía haber mucho problema por la entrada o salida.
Poco después de la mitad de la noche, ya se notaba una emoción creciente por todos para ver a The Field . Se notaba en la necesidad del público por mantener esa energía , desplazándose de escenario a escenario en busca de no dejar de bailar ni un momento, con cada segundo invertido bien retribuido. Con actos como Rabit, que hizo de su set algo que considero "el hijo perfecto entre Autechre y Amon Tobin" y el alemán Isolee, quien regaló una hora de house y ambient techno sin parar, era imposible dejar de bailar, aún en el lobby o en la fila para comprar bebidas; el museo estaba lleno de gente dispuesta a divertirse.
El gran éxito de la noche fue para la estadounidense que terminó de incendiar la Sala B; Jlin. Acompañada de un carácter y una presencia casi agresiva que distribuye en su música, nos dejó claro porque es una de las grandes representantes actuales del footwork (un estilo de baile urbano surgido en Chicago). Transmitió no solamente una energía explosiva en toda su presentación, también compartió fragmentos de la cultura que compone al género y la transmisión de vida que la acompaña a través de los visuales, llenos de rojo y mucho movimiento. Definitiva productora audaz; varios de los tracks que presentó forman parte de su disco debut Dark Energy. Al finalizar, recibió una ronda de aplausos muy (muy) larga por parte de los impresionado presentes, mismos que agradeció con continuas sonrisas y afecto... inolvidable.
Mientras superamos tan hermosa presentación, John Tejada ya había dejado al público y la pista ansiosa tras una hora sin parar de techno en la Sala A, misma que desde Niño Árbol hasta Tejada permaneció como un eterno loop de baile que esperaba su clausura con The Field.
Siendo un artista que ha invertido varios años en la producción musical bajo la protección y calidad de Warp, y que ha pasado por varias facetas como creador desde el lanzamiento de su EP debut From Here We Go Sublime (2007), The Field contaba con todos los elementos para ser de lo mejor que pudiéramos ver ese día. La selección de tracks que hizo ha sido de lo mejor que se ha presentado en MUTEK en general, al menos de 4 años hasta hoy. Se empeñó en convertirse en ese acto que recordarás por mucho tiempo, como lo fue Richie Hawtin en 2006 o Amon Tobin en 2012. No hubo clímax ni final, solo hubo The Field. Creo que todos los demás bailando imparablemente durante una hora comparten esa sensación. La complejidad de su música es lo que la vuelve tan disfrutable. Y por complejo no me refiero a abstracto o experimental como algunos entenderían el término; me refiero a la complejidad para haber llegado a ese grado como artista creador, a la síntesis creativa capaz de sonar así, los años que toma hacer y escuchar para hoy en día producir. . Sin duda, fue una experiencia más allá del ambient; literalmente transformó la "Sala A" y la convirtió en "The Field".
Este año se une a la lista de éxitos por parte de MUTEK , no solo por su selección de artistas, sino por la agilidad que hubo de acto entre acto, por la calidad tan bien cuidada del audio, por los visuales que con cada año se vuelven más y más elaborados. También por la disposición de todo el staff y del público en general. El museo se ha convertido en símbolo del festival; no me imagino MUTEK sin FMCC. Me queda claro que el festival aún tiene mucho por explotar del mundo que está representando; la revolución digital global.