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La primera vez que vi a Nick Allbrook sobre el escenario fue en aquella presentación de Tame Impala, en el Vive Latino de 2013, una presentación magnífica que me dejó impresionado con su pasión y desempeño sobre el escenario. Sin embargo, en vísperas del Primavera Sound del 2013, Nick anuncia su separación de la banda, concentrándose en su proyecto alterno Pond y tener más tiempo disponible para reinstalarse en sociedad.
Esa noticia me hizo mucho ruido, pues abandonaba una banda que estaba adquiriendo mucha popularidad, a cambio de darle continuidad a un proyecto que, aunque ya contaba con varios albums en su haber, aún no tenía un despliegue tan poderoso. So, me dispuse a entrarle de lleno a Pond, cuya propuesta no es tan digerible a primera instancia, sin embargo, luego de ver su desempeño en vivo en el Corona Capital 2014 caí en la cuenta del poder y talento que este proyecto tiene.
10 de la noche. Cada integrante toma su lugar y arrancan el viaje con “Elvis’ Flaming Star”, poniendo a todo el público a bailar sin pudor alguno. Nick hacía gala de su talento a través de cada acorde ejecutado en su conocida guitarra roja, Jay sonriendo en todo momento a la par que Cam dejaba toda su energía al golpear su batería, Shiny, luciendo su gran cabello esponjado y Jamie genera vibraciones en nuestro pecho con cada nota tocada en los teclados.
El ambiente en la pista fue genial, con variedad en el mood, provocado por un setlist que hizo ir del baile a la calma, de lo introspectivo a lo extrovertido, de 0 a 100 en segundos. Para muestra, “Whatever Happened To The Million Head Collide?” a “Waiting Around For Grace”; o “Giant Tortoise” a “Sweep Me off My Feet”. Dado ambiente, provocó gran emoción al líder de la banda, que expresaba su agradecimiento, diciendo que México está al siguiente nivel, mientras una bandera que decía “VIVA POND” les llegaba desde la pista, misma que fue portada orgullosamente por Jay.
Nick entró en éxtasis, caminando de un lado a otro del escenario, expresando cada estrofa de sus canciones con sutiles movimientos de manos y brazos, incluso, se entregó a su público arrojándose sobre él, por lo que cientos de manos lo levantamos y lo movimos sobre nosotros. Algunos asistentes se hicieron de un souvenir inesperado, puesto que al regresar Nick al escenario, nos mostró su pie desnudo, a la par que los sustractores de sus zapatos (y sus calcetines) levantaban sus nuevos trofeos entre sus manos.
Luego de una pausa, el grito del público aclamaba a Pond para que volviera a tocar más canciones, por lo que volvieron para cerrar el concierto con una belleza de pieza de más de 8 minutos: “Man It Feels Like Space Again”. Pond me dejó claro que el rock psicodélico sigue vivo, retomado de gran forma por estos australianos, y aunque me siguen debiendo un show con mayor contenido visual, su performance en vivo es más que satisfactorio.